La estrella de ‘Breaking Bad’ tenía un método inusual de prepararse para interpretar al personaje más aterrador de la serie

Su icónica interpretación del cerebro criminal Gustavo Fring en Breaking Bad catapultó a Giancarlo Esposito a la categoría de leyenda. Su impecable interpretación del narcotraficante de dos caras dejó asombrados a sus compañeros y a los espectadores, que se preguntaban cómo conseguía meterse en el personaje.

En una entrevista con Variety, Esposito explicó la disciplina holística que utilizaba para sumergirse en la identidad de Gus Fring y volver a ser él mismo:

“Utilizo la misma práctica para meterme en el personaje que para salir de él: mi práctica de yoga. Ahí es donde vivía el espíritu para mí. Ser capaz de escuchar mi propia respiración y darle tiempo y espacio, eso para mí es dios y diosa”.

Fring era especialmente convincente porque su naturaleza meticulosa y calculadora enmascaraba un núcleo profundamente siniestro. Esposito fue capaz de transmitir la dualidad del personaje con una delicadeza sin igual, moviéndose a la perfección entre una imagen pública filantrópica y una escalofriante malevolencia que acecha bajo la superficie.

Fring es metódico, depredador y totalmente ajeno a las devastadoras consecuencias que sus actividades criminales infligen a la sociedad. Esposito destila brillantemente la sangre fría del barón del crimen, robando todas las escenas en las que aparece y cautivando a los espectadores durante más de una década.

Los fans estaban especialmente intrigados por uno de los manierismos de Fring, aunque Esposito recordó algunos pensamientos oscuros que pasaban por su mente cuando estaba en el personaje y se enchufaba a su reticente persona antisocial.

“La gente me pregunta: ‘Cuando eres Gustavo, ¿en qué piensas cuando tardas en respirar hondo y quieres mirar algo? Yo me río, porque pienso: ‘¿Cómo voy a matarte?”.

En última instancia, Gustavo Fring nació de la maestría de Giancarlo Esposito en el arte de acceder a las profundidades de su psique y explorar con valentía las sombras de su interior. Al hacerlo, convocó emociones poderosas y prohibidas de ira, avaricia, lujuria y miedo para dar vida al personaje. Sus reflexiones ofrecen una visión fascinante de los entresijos de la interpretación de la mano de uno de los artesanos más consumados de la industria.